¿El futuro de las baterías es con sodio?

¿El futuro de las baterías es con sodio?

¿El futuro de las baterías es con sodio? Incluso los gigantes del litio están apostando por la sal


La tecnología de baterías de ion-sodio no es nueva, pero algo importante está pasando. CATL, el mayor fabricante de baterías de litio del mundo, aseguró que hasta la mitad del mercado global podría pasarse al sodio. Así es: la empresa más fuerte del litio ahora apuesta en contra.

¿Es una jugada estratégica, o estamos frente al inicio de una transformación profunda en la forma en que almacenamos energía?


¿Por qué el sodio está en el centro de la escena?

Las baterías de ion-sodio (SIB, por sus siglas en inglés) funcionan de manera similar a las de ion-litio. El sodio y el litio pertenecen al mismo grupo químico, por lo que se comportan de forma parecida a nivel electroquímico. La estructura, eficiencia y dinámica de carga y descarga son casi iguales.


Pero hay una diferencia clave: el sodio es mucho más abundante, barato y fácil de procesar. Mientras que el litio suele requerir minería intensiva y contaminante, el sodio puede obtenerse del cloruro de sodio común—sal de mesa—presente en océanos y salinas de todo el mundo.


Además de ser más económico, el sodio presenta otras ventajas:

Mejor tolerancia a temperaturas extremas

Mayor seguridad en grandes instalaciones

Menor dependencia de minerales críticos o mercados geopolíticamente sensibles


El giro estratégico de CATL

En una entrevista de fines de 2024, Robin Zeng, cofundador de CATL, minimizó el potencial de las baterías de estado sólido y afirmó que el ion-sodio es la verdadera próxima gran apuesta.

CATL


Y lo están demostrando con hechos:

Ya lanzaron su pack híbrido Freevoy, que combina baterías de litio y sodio.

Este año presentarán su segunda generación de baterías de sodio, que promete una densidad energética de 200 Wh/kg (un salto notable frente a los 160 Wh/kg anteriores).


Aunque sigue por debajo de las baterías de litio más avanzadas (~300 Wh/kg), el avance es significativo.

China se lanza de lleno

CATL no está sola. Otros gigantes chinos también están acelerando la producción de baterías de sodio. BYD, principal rival de CATL, está construyendo una gigafábrica de 30 GWh y ya está desplegando su primer sistema de almacenamiento energético a escala, basado en ion-sodio. Aseguran que para 2025 el costo será comparable al de las baterías de litio-ferrofosfato (LFP). Por su parte, Zhejiang Hu Na Energy ya opera una línea de producción de 4 GWh, con planes para escalar a 20 GWh.

China no solo está apostando a esta tecnología: está desarrollando toda la infraestructura para liderarla.


Estados Unidos y Europa también se suman

En EE.UU., Natron Energy lidera el camino con baterías destinadas a almacenamiento estacionario. Afirman que su tecnología permite cargas 10 veces más rápidas y hasta 50.000 ciclos de vida útil. Ya tienen una planta en Michigan y están construyendo una gigafábrica de 24 GWh en Carolina del Norte.

En Europa, Northvolt presentó su batería de sodio de 160 Wh/kg, pero luego se declaró en bancarrota bajo el capítulo 11 en EE.UU., lo que genera dudas sobre su futuro inmediato.


¿Y qué pasa con Argentina?

Argentina es uno de los principales productores de litio del mundo, con vastos recursos en el llamado “Triángulo del Litio” (junto a Bolivia y Chile). 

El crecimiento del ion-sodio plantea desafíos y oportunidades para la industria nacional:

La demanda de litio seguirá fuerte en los próximos años, sobre todo para vehículos eléctricos de alta gama.

Pero el almacenamiento estacionario a gran escala—como parques solares o eólicos—podría volcarse al sodio por razones de costo y seguridad.

Si el sodio logra igualar o superar en precio al litio, la inversión extranjera en litio argentino podría desacelerarse.

En este nuevo escenario, diversificar hacia investigación, desarrollo y manufactura de baterías podría ser clave para que Argentina mantenga su competitividad.

La lección es clara: no alcanza con tener el recurso. Hay que estar atentos a la evolución tecnológica.

 

Las baterías de ion-sodio están surgiendo como una alternativa prometedora, económica y más segura frente a las baterías de ion-litio para el almacenamiento de energía a gran escala, con el potencial de ofrecer sistemas energéticos más sostenibles y resilientes.

 

No todo es color de rosa: desafíos pendientes

A pesar del entusiasmo, las baterías de sodio todavía enfrentan limitaciones importantes:

Menor densidad energética: se necesita más volumen para almacenar la misma cantidad de energía.

Ventaja de costos relativa: con la reciente caída del precio del litio (~70% en tres años), la diferencia de costo ya no es tan grande.

Escala de producción: la industria del sodio aún no logra la economía de escala del litio.

Aun así, los obstáculos parecen superables.


¿El futuro está condimentado?

Las baterías de ion-sodio ya no son un proyecto de laboratorio. Están en producción. Se están instalando en sistemas reales. Y tienen el respaldo de empresas líderes a nivel global.

Para almacenamiento estacionario, el ion-sodio ya está prácticamente listo para el mercado. En vehículos eléctricos, aún le falta madurar, pero el potencial está claro. No reemplazarán al litio en todos los frentes, pero sí podrían complementarlo, y en algunos casos, superarlo. En una industria tan dinámica como la energética, subestimar la sal podría ser un error.

 

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